Carlsberg aplica los principios de la Economía Circular
Carlsberg quiere ser pionero en la aplicación de los principios de la economía circular (de la cuna a la cuna) a los materiales, en sus procesos de innovación y mejora de la calidad de sus productos.
Carlsberg, uno de los grupos cerveceros más importantes del mundo, es consciente de que tiene que desarrollar su actividad en un mundo en el que los recursos son cada vez más escasos. Carlsberg quiere prepararse para el crecimiento futuro y asegurar su sostenibilidad a largo plazo. Para conseguirlo busca soluciones que beneficien al grupo, al mismo tiempo que a la sociedad y al medio ambiente en que desarrolla sus actividades.
Uno de sus principales retos es la creación de soluciones que sean sostenibles y al mismo tiempo resulten atractivas para los consumidores.
El ciclo de vida de sus productos tiene más complejidad de lo que cabe imaginar. Implica la obtención de las materias primas que necesita (productos agrícolas, productos químicos, energía, envases, etc) y la operación de sus fábricas, pero también a sus distribuidores, sus consumidores y la gestión de los residuos que se generan tras el consumo. Y enfrentarse con todo ello, de manera integral, es una tarea compleja, que obliga a trabajar en varios frentes a la vez.
Bajo la perspectiva de la economía circular, Carlsberg se considera responsable del ciclo de vida completo de sus productos y, por ello, trabaja en varios frentes a la vez, bajo la iniciativa de la Carslberg Circular Community.
Por ejemplo, en sus fábricas Carlsberg siempre hace todo lo posible para aprovechar al máximo los materiales que utiliza. La mayoría de las fábricas reutilizan y reciclan casi el 100% de sus subproductos y sus residuos sólidos, que se emplean en alimentación animal. Con frecuencia se emplean también tecnologías de recuperación de biogás en las plantas de tratamiento de aguas residuales, que se emplea como fuente de energía.
Por otro lado, Carlsberg y un grupo de sus suministradores globales más importantes han iniciado un proyecto, formalizado dentro de la Carslberg Circular Community, en la que se trabaja bajo la perspectiva del ciclo de vida, de la cuna hasta la cuna (cradle to cradle). El objetivo es desarrollar una nueva generación de envases, que estén optimizados para su reciclado y reutilización, pero conservando o mejorando su calidad y su valor. La idea es conseguir que, tras su vida útil, el envase no sea un residuo, sino un material valioso; es un concepto llamado “up-cycling”, difícil de traducir en una sola palabra.
Carlsberg lleva el ecodiseño de un envase sostenible más allá de lo habitual, trabajando en varias líneas:
• Reducir el peso y/o el impacto ambiental de los envases.
• Incrementar la reutilización de los envases, especialmente de las botellas de vidrio. En algunos mercados las botellas de vidrio se usan más de 20 veces.
• Incentivar a los consumidores para reciclar los envases.
• Incrementar la cantidad de contenido reciclado en los nuevos envases.
• Pensar de una manera distinta en los envases y en los residuos, de manera que al final de su vida tengan el mayor valor posible y se fomente el reciclado del material de los envases, utilizándolo para otros productos. Por ejemplo, evitando que contengan aditivos que puedan reducir el valor y la calidad de los materiales.
Este enfoque evita la extracción y consumo de nuevas materias primas, lo que es positivo para el medio ambiente, pero también para la sostenibilidad de la empresa, que ve reducida su dependencia de recursos naturales limitados.
En enero de 2015, Carlsberg empezó un proyecto que se propone conseguir, en tres años, el desarrollo de una botella completamente biodegradable y hecha de fibras de madera (materia prima renovable), que habrán de ser fuentes sostenibles. Este nuevo producto viene a resolver el problema de aquellos lugares en que no existe un buen sistema de recogida de envases y garantiza que si se deposita en vertedero se descompone y se incorpora al suelo como nutrientes.
La tarea no es sencilla, pues la nueva botella debe cumplir la estricta legislación alimentaria y además ha de ser aceptada por los consumidores.
Pero el ciclo de vida de los productos de Carlsberg pasa por la fase de uso de los consumidores. Y en ella tiene mucha importancia que los envases se reciclen adecuadamente. Por ello, la empresa hace campañas en grandes festivales, en las que, mediante juegos, trata de hacer el reciclaje más divertido e interesante.
En lugar de que los consumidores simplemente reciban dinero por la devolución de sus envases vacíos, la máquina les da la opción de ganar un «premio». Si se alinean tres símbolos similares, los consumidores pueden elegir entre recibir un regalo o hacer una donación (un promedio de 0,50 €) a una Fundación, que dona la cantidad a un proyecto de sensibilización sobre el reciclaje. Algunos afortunados también pueden ganar entradas para el festival del año siguiente.
Pero Carlsberg también pide la colaboración de las empresas y sus clientes para mejorar la sostenibilidad de sus productos. En el último trimestre del año 2015, lanzó la campaña “Cheers to Green Ideas”, en la que animaba a aportar ideas para disminuir el impacto ambiental de sus productos a lo largo de todo su ciclo de vida, desde la producción de las materias primas, a la fabricación, el envasado y embalaje, el transporte y el reciclado.
No cabe duda de que Carlsberg trabaja el ciclo de vida completo de sus productos, a lo largo de toda la cadena de valor, haciendo lo posible por incorporar los principios de la Economía Circular en la estrategia de la compañía, con el convencimiento de que ello la hará más competitiva y sostenible a medio y largo plazo.