El pasado 28 de diciembre se publicó la Decisión nº 1386/2013/UE del Parlamento Europeo de 20 de noviembre de 2013 relativa al Programa General de Acción de la Unión en materia de Medio Ambiente hasta 2020 “Vivir bien, respetando los límites de nuestro planeta”.
La Unión Europea se ha propuesto un objetivo, de aquí a 2020 y es convertirse en una economía sostenible e integradora, por medio de una serie de políticas y actuaciones dirigidas a avanzar hacia una economía hipocarbónica y eficiente en el uso de los recursos.
También y como resultado de la evaluación final del Sexto Programa de Acción Comunitario en materia de Medio Ambiente (VI PMA) que finalizó en 2012, ha llegado a la conclusión de que todavía existen algunas tendencias no sostenibles en los cuatro ámbitos prioritarios establecidos en el VI PMA: cambio climático; naturaleza y biodiversidad; medio ambiente, salud y calidad de vida; y recursos naturales y residuos.
Por todo ello resulta fundamental establecer objetivos prioritarios a alcanzar de aquí a 2020. Estos objetivos son:
- Proteger, conservar y mejorar el capital natural de la Unión.
- Convertir a la Unión en una economía hipocarbónica, eficiente en el uso de los recursos, ecológica y competitiva.
- Proteger a los ciudadanos de la Unión de las presiones y riesgos medioambientales para la salud y el bienestar.
- Maximizar los beneficios de la legislación de medio ambiente de la Unión mejorando su aplicación.
- Mejorar la base de conocimientos e información de la política de la Unión de medio ambiente.
- Asegurar inversiones para la política en materia de clima y medio ambiente y abordar las externalidades medioambientales.
- Intensificar la integración medioambiental y la coherencia entre políticas.
- Aumentar la sostenibilidad de las ciudades de la Unión.
- Reforzar la eficacia de la Unión a la hora de afrontar los desafíos medioambientales y climáticos a nivel internacional.
En este post nos vamos a centrar únicamente en el objetivo nº 2, convertir a la Unión en una economía hipocarbónica, eficiente en el uso de los recursos, ecológica y competitiva.
¿Qué se va a hacer?
Innovar para aumentar la eficiencia en el uso de los recursos, hay que reforzar la competitividad en un contexto marcado por el aumento del precio de los recursos, la escasez y las limitaciones de abastecimiento de materias primas y la dependencia de las importaciones.
Por ejemplo, se espera que la nueva Directiva de eficiencia energética (Directiva 2012/27/UE), ayude eficazmente a la reducción de las emisiones de GEI para cumplir el objetivo del 20 % de reducción para el 2020; así como aportar requisitos de eficiencia en el uso de la energía para los productos puestos en el mercado.
Para esta transición a una economía hipocarbónica, todos los sectores de la economía van a tener que contribuir a la reducción de emisiones de GEI. Y aunque el Régimen de Comercio de Derechos de Emisión de la Unión va a seguir siendo el pilar fundamental de la política climática después de 2020, éste deberá sufrir una reforma estructural para poder incentivar las inversiones hipocarbónicas.
Por otro lado, la adopción por parte de las industrias de las mejores técnicas disponibles en el marco de la Directiva sobre las Emisiones Industriales (Directiva 2010/75/UE, adoptada por España recientemente mediante el RD 815/2013), permitirá mejorar las pautas de uso de los recursos y reducir las emisiones de más de 50.000 grandes instalaciones industriales.
Se van a adoptar medidas para seguir mejorando el comportamiento medioambiental de bienes y servicios en el mercado de la Unión a lo largo de todo su ciclo de vida, incluidas medidas para intensificar la oferta de productos ambientalmente sostenibles y propiciar entre los consumidores un cambio significativo a favor de la demanda de esos productos. Esto se va a conseguir aplicando una combinación equilibrada de incentivos para los consumidores y las empresas, instrumentos de mercado y reglamentaciones para reducir el impacto medioambiental de sus actividades y productos. Los consumidores deben recibir información precisa, fácil de comprender y fiable sobre los productos que adquieren, mediante un etiquetado claro y coherente, incluso en relación con las declaraciones ambientales de producto. Se deben optimizar los envases para minimizar el impacto medioambiental y fomentar los modelos de actividad empresarial eficientes en el uso de recursos. Todo esto se está tratando de manera concreta a través de las metodologías de la huella ambiental de producto y de organización de la Unión Europea.
Se pretende garantizar que los productos comercializados en el mercado de la Unión Europea hayan sido objeto de un ecodiseño que permita optimizar la eficiencia en el uso de los recursos y materiales. Se tendrá en cuenta, entre otras cosas, su durabilidad, reparabilidad, posibilidad de reutilización, reciclabilidad, el contenido reciclado y el ciclo de vida del producto.
Se van a fijar metas para reducir el impacto del ciclo de vida medioambiental global del consumo en los sectores de alimentación, la vivienda y la movilidad, responsables de casi el 80 % de los impactos medioambientales del consumo.
Respecto a la contratación pública ecológica o compra verde, se va a promover que se sigan adoptando medidas para realizar el objetivo de aplicar criterios de contratación pública ecológica al 50 % de las licitaciones, por lo menos.
En el campo de los residuos, para que éstos puedan utilizarse como recurso, se va a aplicar completamente en toda la Unión la legislación de residuos, basándose en la estricta ejecución de la jerarquía de residuos. Se van a realizar esfuerzos para:
- reducir la generación de residuos per cápita y en términos absolutos;
- limitar la recuperación de energía a materiales no reciclables;
- eliminar progresivamente el depósito de residuos reciclables o recuperables en vertederos;
- garantizar un reciclado de alta calidad y desarrollar mercados para materias primas secundarias.
Se van a aplicar instrumentos de mercado y otras medidas que privilegien la prevención, el reciclado y la reutilización, incluida la extensión de la responsabilidad del productor. Se debe avanzar hacia una economía “circular” regida por el ciclo de vida y en la que los recursos se utilicen en cascada y se eliminen casi por completo los residuos remanentes.
Otro campo prioritario es la eficiencia en el uso del agua. Aun cuando la sequía y la escasez de agua afectan cada vez a más zonas de Europa, se estima que sigue derrochándose entre un 20 % y un 40 % del agua disponible en Europa. Por lo tanto hay un amplio margen para mejorar la eficiencia hídrica de la Unión. Se estimulará a los mayores sectores consumidores, como la energía y la agricultura, para que den prioridad a la utilización más eficiente del agua.
¿Qué conseguiremos en 2020?
- Cumplir con los objetivos en materia de clima y energía para 2020 y estar trabajando para reducir para 2050 las emisiones de GEI en un 80-95 % en comparación con los niveles de 1990.
- Reducir considerablemente el impacto medioambiental global de los principales sectores de la economía, aumentar su eficiencia en el uso de los recursos y establecer valores de referencia e implantar métodos de medición.
- Aplicar incentivos de mercado y políticos para fomentar las inversiones de las empresas en eficiencia en el uso de recursos y el crecimiento verde mediante medidas de fomento de la innovación.
- Reducir el impacto medioambiental global de la producción y el consumo, sobre todo en los sectores de alimentación, vivienda y movilidad, gracias a los cambios estructurales en la producción, la tecnología y la innovación, así como en las pautas de consumo y los modos de vida.
- Los residuos se gestionarán de forma segura como recurso, descenderá el volumen absoluto de generación de residuos y los residuos generados per cápita.
- Se habrá prevenido o reducido considerablemente la escasez de agua.
Algunas conclusiones.
La Unión Europea pretende establecer un marco de políticas más coherentes para una producción y un consumo sostenibles, que incluya, cuando proceda:
- la consolidación de los instrumentos actuales en un marco jurídico coherente;
- la revisión de la legislación en materia de productos, con objeto de mejorar el comportamiento medioambiental y la eficiencia de los mismos, en el uso de los recursos a lo largo de todo su ciclo de vida;
- el estímulo de la demanda de consumo de los productos y servicios sostenibles desde el punto de vista medioambiental, mediante políticas que fomenten su disponibilidad, asequibilidad, funcionalidad y atractivo;
- la creación de indicadores y la fijación de metas realistas y viables de reducción del impacto global del consumo.
También se desarrollarán para 2015, a más tardar, tecnologías de medición y de determinación de valores de referencia en lo relativo a eficiencia en el uso de recursos terrestres, de carbono, hídricos y de materiales.
En virtud de todo esto y de cara las iniciativas de la Unión Europea de objetivos a cumplir en el 2020, las empresas deberían incluir objetivos sostenibles tanto a nivel de organización como en su sistema de producción, como:
- Reducir las emisiones de GEI.
- Instaurar métodos de Ecoinnovación y Ecodiseño.
- Implantar medidas de eficiencia energética.
- Aumentar la eficiencia en el uso de los recursos y materiales.
- Reducir los residuos generados. Implantar medidas de reutilización.
La instauración de este tipo de medidas puede ayudar a la competitividad que ofrece un uso eficiente de los recursos, a la reducción de costes, a la mejora de la productividad y a la seguridad de abastecimiento.
¿Te has parado a pensar qué pasaría si te empieza a faltar alguno de los recursos o materiales que necesitas para fabricar tus productos?
¿Sabes qué produce el mayor impacto medioambiental dentro del ciclo de vida de tu producto?
Si en el futuro obligan a que todos tus productos dispongan de una declaración de la huella ambiental ¿qué nota sacarían?
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